viernes, 21 de mayo de 2010

Una noche cualquiera


Estabámos en el sofá viendo la tele, yo la abracé por detrás y empece a lamerle el cuello muy despacito, después fui subiendo hasta la oreja ahí me paré e hice una respiración fuerte y lenta para que podiera oirla. Después deslice mi mano por debajo de su pijama y empecé frotar como si fuera una lampara maravillosa.

Entonces ella se levantó me quito los pantalones y de rodillas empezo a lamerme los huevos para continuar más arriba, en ese momento intentaba inutilmente no perder el hilo de la pelicula que estabamos viendo .

Decidí corresponderle con la misma moneda, la desnudé, la abrí de piernas y empecé a lamerle el clitoris, ya que ella le encanta pero para hacerla gozar más introduje un dedo por la vagina (vamos a ser finos) buscando el punto G, cuando lo encontré ella empezó a revolverse de placer mientras yo movía la mano, sabía que estaba a punto y queria que se corriera así pero me cortó el rollo:

-”¡Me la quieres meter ya!”

La obedecí y penetré su chorreante vagina mientras ella gemía de placer, después cambiamos y ella se puso encima a cabalgar sobre mi, yo agarré sus enormes pechos y los estuve lamiendo, siempre lo hago, es una manera de retrasar el orgasmo para darle tiempo.

De esa manera se corrió chillando como una loca, después se levantó, le pedí que se pusiera de cuatro patas en el sofá y yo de pie, la penetré por detras.

Cuando me corrí apreté bien fuerte sus nalgas contra mi, de esa manera notaba como si exprimiera mis huevos aumentando el placer.