viernes, 14 de junio de 2013

Linda



Aparqué mi coche en el parking por el lado de dentro, nunca lo dejo que dé a la carretera para que nadie pueda reconocer mi coche. Cuando me bajo, miro hacia arriba y observo como las luces rojas me hacen guiños. En la puerta dos seguratas me saludan y entro.

El olor a colonia barata es embriagador y se mezcla con la peste a tabaco creando una atmósfera densa a la que se añade la semioscuridad que provoca la débil iluminación. Hace calor por eso todas las chicas van muy ligeras de ropa o quizás es al revés. Me acerco a la barra, me siento en un taburete y pido un cubata a pesar de que ya supero en bastante el limite legal. Mientras le estoy echando un trago una rubia de ojos azules se me acerca.

 -Hola guapo ¿Cómo te llamas?
-Dar, Dar Vader ¿Y tú?
 -Natacha ¿Quieres pasar un buen rato?

 Observo sus pechos gracias a un generoso escote. Son muy blancos, toda ella es muy blanca de piel y su acento denota que viene de la llamada Europa del este. La miro a los ojos y veo que es preciosa. Entonces ella desliza su mano y me agarra los huevos pero no como a mí me gusta. Esas cosas deben hacerse con cariño como cuando escoges un tomate en la frutería, lo tienes en la mano y dudas si quedártelo o no. Ella me los coge como agarras un martillo que está en el suelo y te estorba para pasar.
Hablamos un rato, me cuenta que me lo hará muy bien que la chupa muy bien. La contemplo a mi lado es muy joven y preciosa.
Seguro que muchos de los que pasan por ahí se derriten en sus manos. Pero a mí me parece vulgar.
Cuando comprueba que no hay nada que hacer se va.

 Al rato llega Linda.
-Hola Dar Vader.
-Hola Linda ¿Qué tal?
Linda no es mucho de hablar, supongo que no domina mucho el castellano, ella sólo se pone a mi lado, me pasa el brazo por encima del hombro y se queda pegada a mí. Yo paso mi brazo por detrás y lo bajo hasta tocar sus nalgas, las nalgas más duras que he tocado en mi vida.

Linda es una chica de Camerún, alta y delgada “ma non troppo”, con un cuerpo estupendo, como una Barbie de chocolate, tiene unos ojos marrones muy grandes, una hermosa melena rizada y morena (bueno dos), unas marcas en las mejillas que sirven para que lleve escrito en la cara a que tribu pertenecía allá en Camerún y una nariz chata.

Yo le pregunto cosas, ella responde siempre con monosílabos y se queda ahí a mi lado. Después de un rato.
 -¿Subiremos hoy?
Yo afirmo con la cabeza.
-Pero voy muy borracho
-¿Y por qué bebes tanto?

No contesto, porque no tengo qué contestar, supongo que si no bebiera tanto no seria yo y no acabaría muchas noches en sus brazos. Entonces su otra mano se pasea por mi pecho cerrando el abrazo y sus pechos se quedan tan cerca de mi cara que puedo olerlos. Huelen a jabón de jazmín, seguro que no hace mucho que se los lavó. Su mano baja de mi pecho y acaricia mi entrepierna con cariño pues ella sabe que lo dentro es delicado.

Entonces sus ojos se abren todavía más.
 -¿No dices que vas borracho?
 -Bueno, déjame disfrutar un rato de tu compañía.
Lo digo por decir, porque ella después de hacerlo se queda siempre conmigo aunque halla otros clientes buscando sexo. Pero cuando voy borracho necesito ponerme muy caliente para correrme por eso no tengo prisa por subir. Cuanto más se desea una cosa más se disfruta.
 Cuando me acabo el cubata le digo se subir, entonces se acerca a una taquilla a coger sus cosas, subimos por las escaleras y ella me abraza.

Pago media hora, últimamente no tengo mucho dinero sino cogería una hora y disfrutaríamos mucho más como otras veces. Entramos en la habitación, no hay armario sólo una cama de matrimonio recién hecha con dos mesitas de noche que son de adorno pues nadie guarda nada en ellas. Entramos en el lavabo y me lava en el bidet, bueno los dos nos lavamos en el bidet.

 Me tumba en la cama y empieza a chupármela. Yo no quiero ser menos y giro la cabeza hasta meterla entre sus piernas. Ella no se lo depila, tiene una melena tan rizada y densa abajo como arriba, se lo como mientras agarro sus duras nalgas con mis manos.

Después la tumbo y ella se queda abierta de piernas esperándome. Me tumbo encima de ella pero primero me entretengo en lamer sus pechos, que son grandes. Me recuerdan los huevos que adornan las monas de pascua aunque estos no saben a chocolate. Cuando recorro su piel hasta su cuello veo algunas cicatrices redondas firma del cigarrillo de algún indeseable. Lo que demuestra que lo ha pasado muy mal hasta llegar a lo que otras considerarían un infierno. Alguna vez le he preguntado pero se cierra en banda y no quiere hablar del tema.
Entonces la penetro y una oleada de placer inunda mi cuerpo. Ella gime mientras yo me la voy follando. Pronto me canso, será la edad, los quilos de más o quizás el alcohol.

Me tumbo a su lado, ella se me sube encima y comienza a cabalgarme a galope tendido. Eso es lo que siempre me ha encantado de ella que es una maquina montando. Con ella, por muy borracho que vaya, siempre me corro.
 Siento toda una descarga de placer cuando me corro por fin aunque ella sigue montándome a toda velocidad, hasta que le tengo que decir.
-¡Tía para ya! Que me vas a romper.
-¿Te has corrido ya?
-Hace ya rato.

 Entonces se levanta y vuelve al bidet a limpiarse. Yo también me levanto y me voy al lavabo, allá está ella sentada en el bidet lavándose. Me acerco por detrás y la abrazo amarrándole sus pechos y le digo en la oreja.

 -¿Y tú? ¿Te has corrido?
Ella afirma con la cabeza y me dice:
-Siempre que estoy contigo soy feliz.

Postdata: Hacía ya tiempo que no escribía un relato para este blog por eso he pensado hacer alguno para comprobar como ha cambiado mi estilo.

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